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ALGUNAS CURIOSIDADES DE CÁDIZ Y SU PROVINCIA

CAÑONES DE LAS ESQUINAS DE CÁDIZ

La ciudad de Cádiz cuenta con muchas características que la hacen genuina, una de las más llamativas para el visitante es el adorno de las esquinas de sus calles con guardacantones (o chapas metálicas) y cañones.
Su origen estriba en la necesidad de salvaguardar los cimientos de las fincas por donde años antes rozaban los ejes de los carromatos en las estrechas calles gaditanas.
Cádiz, asaltada innumerables veces a lo largo de su historia, hizo acopio de cañones rescatados  de naufragios, que reutilizó posicionándolos en las esquinas de las vías.
Lo que vemos a simple vista puede resultar engañoso, ya que al igual que ocurre con un iceberg, el cañón solo muestra tres séptimas parte de su estructura, quedando bajo tierra la mayor parte de este, cuatro séptimas partes.
En la ciudad encontramos alrededor de 114 cañones pertenecientes a distintas épocas y con distintos calibres y medidas. Entre los mejor conservados destacan los de la Plaza Mendizábal o el que flanquea la esquina del Palacio de la Diputación que tiene como características tener la boca de fuego hacia abajo, recuperado de una batalla

                                                                   BATALLA DE TRAFALGAR

La batalla de Trafalgar, también conocida como el combate de Trafalgar, fué una batalla naval que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805, en el marco de la tercera coalición iniciada por Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia para intentar derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial y disolver la influencia militar francesa existente en Europa. La batalla de Trafalgar se produce frente a las costas del cabo de Trafalgar, en Los Caños de Meca, localidad del municipio gaditano de Barbate. Dicha batalla naval está considerada como una de las más importantes del siglo XIX, donde se enfrentaron los aliados Francia y España (al mando del vicealmirante francés Pierre Villeneuve, bajo cuyo mando estaba por parte española el teniente general del mar Federico Gravina) contra la armada británica al mando del vicealmirante Horatio Nelson, quien obtuvo la victoria. En la actualidad, la céntrica plaza londinense de Trafalgar Square conmemora dicha victoria.

 

Los acontecimientos históricos que precedieron a esta batalla se han de encontrar en el intento frustrado por parte de Napoleón de invadir las islas británicas, en el que la escuadra franco-española debía distraer a la flota británica y alejarla del canal de la Mancha para dirigirla hacia sus posesiones en las Indias Occidentales. Este plan de distracción fracasó, y se agravó con la consiguiente derrota de Finisterre4 (22 de julio de 1805). Tras esta derrota, la flota se dirigió al puerto de Cádiz, de donde zarparía el 19 de octubre hacia Trafalgar.

 

La flota franco-española se vio bloqueada en Cádiz por Nelson, y en septiembre Napoleón ordenó a Villeneuve navegar a Nápoles para despejar el Mediterráneo del hostigamiento de los buques británicos, pero no obedeció esta orden, permaneciendo en puerto. A mediados de octubre, conociendo las intenciones de Napoleón de sustituirle por el almirante François Étienne de Rosily-Mesros y enviarle a París para pedirle cuentas por sus acciones, se adelantó a la llegada de su reemplazo y partió de Cádiz con la flota combinada el 18 de octubre.

 

El total de 34 buques se encontró entonces con la flota de Nelson cerca del cabo de Trafalgar, y el 21 de octubre tuvo lugar un encuentro naval: la batalla de Trafalgar, donde la flota franco-española fue derrotada por la Armada Real británica. Nelson fue herido de muerte durante la batalla, convirtiéndose en uno de los más grandes héroes de guerra de Gran Bretaña. Villeneuve y su buque insignia, el Bucentaure, fueron capturados por los británicos junto con otros muchos buques españoles y franceses. Por su parte, el comandante Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir decidió huir con cuatro navíos en los primeros compases de la batalla. El almirante español Gravina logró alejarse del campo de batalla con parte de la flota pero sucumbió meses más tarde por las heridas sufridas durante la batalla.

 

Los barcos capturados por la flota inglesa fueron llevados hasta el puerto de Gibraltar. Sin embargo, la fuerte tormenta que de desencadenó en las aguas del estrecho pocas horas después de la batalla, hizo que algunos barcos, dado su malogrado estado se fueran a pique en las costas gaditanas u onubenses ante la imposibilidad de resistir el remolque. Navíos como el Neptuno y el Santa Ana pudieron ser recuperados gracias a la acción de Julien Marie Cosmao-Kerjulien, quien regresó a aguas de Trafalgar con una flota de seis barcos dos días después.

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